Hoy escribo desde mi más profundo respeto y
profesionalismo y por su puesto sin dejar de lado “cosa que para mi ética
personal y profesional me sería imposible” desde mi parte humana, social y ciudadana.
Parte por la cual, he trabajado durante mas de 20 años como padre, docente,
comunicador social y terapeuta y que hoy hacen de mi vida la base, el piso, la plataforma de mi
carrera como profesional al servicio de tantos de mis pacientes Venezolanos.
Hoy escribo desde mi crecimiento y formación profesional
donde siempre parto de del principio personal: “el primer paciente he sido, soy y seré yo mismo” y de ahí y así,
puedo dar desde el respeto y la
honestidad lo mejor y lo más sagrado de mi trabajo, entendiendo que el transitar de las emociones
del ser humano desde la honestidad y conciencia es la base de la sanación real
del ser en los procesos psicoterapéuticos y en general en todo proceso de
crecimiento en la vida.
Hoy escribo desde el respeto que siento por
cada rol que los seres humanos en los mejores o peores momentos de nuestras
vidas decidimos o no representar, pero
que de igual forma nos toca vivir y son al final del día nuestra propia vida y
así es…Nuestra vida… Y la vida que se respeta, se vive, y se le da el sentido
que podemos o prendemos a darle tras cada segundo de existencia y esa es la misma
vida que nos ha permitido crecer como seres en este mundo.
A lo largo de mis cincuenta y un años de edad y
mis veintidós años como profesional, hay tres palabras que han marcado mi crecimiento
y mi vida: HONESTIDAD, RESPETO Y
COHERENCIA. Palabras que más que eso son principios de vida para mí y que
hoy me llevan con el más profundo respeto a ejercer mi profesión a dirigirme a todos
ustedes.
Para mi la “crisis curativa” que vivimos hoy en
nuestra país, nos lleva ha hacer una profunda reflexión personal basada en
estos tres principios.
En todo proceso de vida los seres humanos enfrentemos
este momento “el momento de ser honestos”
momento en el que irremediablemente nos encontramos con nuestras sombras y luces.
Nuestros tesoros y miserias. Nuestros dolores y alegrías, porque así es cuando vamos creciendo y nos damos cuenta que nosotros somos los únicos
que vivimos las consecuencias de todas las emociones que esto representa y ante eso no podemos engañarnos
mas.
¿Cuánta honestidad hemos
transitado y experimentado como parte de este sistema llamado Venezuela?
Honestidad personal… Honestidad
familiar…Honestidad espiritual… Honestidad profesional…Honestidad ciudadana…???
Liderar un país comienza por el liderazgo de
nosotros mismos… Un paciente no se cura solo con ir al medico y comprando los
medicamentos o asistiendo al psicoterapeuta y haciéndole saber a todos los que
le rodean que así lo hace. Si no tomamos esos medicamentos y no seguimos un
lineamiento prescrito para tal fin o no nos hacemos cargo de nuestros procesos,
cumpliendo con nuestras responsabilidades con nosotros mismos el médico o los
profesionales de tales áreas no pueden hacer eso por nosotros.
De igual forma, nuestros gobernantes no pueden
hacer lo que nos corresponde de forma personal a cada uno de nosotros hacer dentro
de nuestros sistemas de vida, pues, cuando así lo creemos sucede que se siguen
acumulando necesidades y responsabilidades sin resolver y se llega al colapso
que nos lleva al caos y la crisis de vida que incluye el miedo, la ira y la
impotencia de la no resolución, la enfermedad y hasta la muerte de las personas
y de los sistemas en muchos casos.
Realmente la honestidad es necesaria en el reconocimiento de cualquier índole de nuestras
necesidades y prioridades no resueltas en
el proceso de sanación, pero más importante aun, es tomar las acciones que nos
correspondan de forma personal para lograr esa sanación.
En tal sentido, el
respeto y la aceptación de lo que sentimos y lo que queremos debe ser una
prioridad que no podemos esperar que los demás respeten si nosotros no la respetamos.
Nuestras necesidades personales son las
respuestas a muchas necesidades de la sociedad, del país, de la raza y del
planeta al que pertenecemos y que por resonancia cambia los sistemas de vida
mundial y eso, no se negocia, ni se deja en manos de quienes no pueden o
son incapaces de respetarlas porque no las conocen o no les interesa conocerlas
ante sus propios intereses, lo que es perfectamente justificable en el contexto
de la ignorancia de si mismos.
De hecho, no podemos reclamar a los demás aun
cuando sean gobernantes, reyes, emperadores o dioses de este mundo un respeto
que no mostramos hacia nosotros mismos. Entregar nuestras necesidades y responsabilidades
personales a otros para que sean resueltas
es la mayor muestra de deshonestidad y de incapacidad de hacernos cargos de
nosotros y de lo que queremos y sentimos
en nuestras vidas.
Recordemos que esos gobernantes, reyes, emperadores
o dioses de este mundo a quines nos atrevemos a entregar nuestras necesidades,
también son humanos, sujetos a las responsabilidades de sus propias evoluciones
y capaces de ser tan responsables o no como cualquiera de nosotros de sus propias
vidas y muchas veces, incapaces de verse a si mismos como tales y con una gran
necesidad de que los demás los vean como necesitan ser vistos para honrar su propia
deshonestidad personal.
Por eso, la coherencia
y congruencia es necesaria y sanadora.
Hablar de derechos y deberes, de respeto
y honestidad e igualdad social, no es una cuestión de palabras y consignas políticas,
o de decretos o leyes habilitantes, esto es una cuestión de coherencia
personal.
Venezuela hoy enfrenta la crisis curativa de la
ausencia de honestidad, respeto y coherencia en la actuación de cada uno de
nosotros la cual, se proyecta en aquellos
que se venden como la medicina mágica a un mal crónico de irresponsabilidad,
poca autoestima y desamor personal, que
solo desde LO PERSONAL puede ser
sanada.
Como crisis al fin, este proceso en Venezuela enfrenta
una inminente y alarmante necesidad de “cambio de creencias” y por eso enfrentamos
y afrentaremos este momento de emergencia, de altísima necesidad de atención y tensión
y además de la necesidad de toma acciones
inmediatas y seguramente inesperadas y poco agradables para todos, pero extremadamente necesarias y que quizá de
haberse concientizado esto anteriormente hoy no fuesen necesarias.
Pero mas allá de eso y apartándonos del
fatalismos que también muchas veces es parte de las engañosas estrategias que los seres
humanos utilizamos para evadir nuestras realidades y respetando el sentir de
todo aquel que vide en esta patria dentro de este proceso para sanar, hoy es
necesarios decir que toda crisis conciente siempre trae como consecuencia una
resolución provechosa y congruente y esa resolución se vislumbra paras cada uno
de nosotros y para nuestro país, pues, por esto hoy vivimos lo que hoy vivimos
y decidimos sanar lo que hoy sanamos.
Más allá de lo difícil y doloroso que pueda ser
el proceso que nos espera, la firmeza y templanza llena de honestidad, respeto
por la vida y coherencia en nuestras acciones y decisiones basadas en la ética y
la confianza en DIOS son las únicas alternativas que nos quedan para sanar a
Venezuela y a cada uno de nosotros.
Hoy les escribo reconociendo mis creencias y emociones productivas o no como padre, como
profesional y como venezolano para asumir la sanación de estas y seguir
adelante responsablemente hacia una vida mejor.
Hoy les escribo transitando cada una de esas
creencias y emociones con conciencia y responsabilidad y seguro de que son emociones y creencias iguales
a las de muchos venezolanos, pero responsabilizándome
en cada segundo en que las siento de cada una de ellas y así haciéndome cargo de mi mismo como
Venezolano y de aquellos que amo, mis
hijos, mis nietos y mi familia que por mi accionar podrán tener una Venezuela y
futuro mejor.
Hoy escribo con la mayor intención personal, profesional
y amorosa de ser HONESTO, RESPETUOSO Y COHERENTE con mi Venezuela porque soy
parte de ella y ella de mí, y solo así haré mi parte por la sanación requerida
para ella y para todos lo que en ella estamos y vivimos.
RECUERDEN:
VALORARNOS, RESPETARNOS
Y AMARNOS A NOSOTROS MISMOS COMO LO HACE EL CREADOR CON CADA UNO DE SUS HIJOS
EN EL UNIVERSO ES SANAR, ESO SE TRADUCE
EN
“AMAR AL PRÓJIMO COMO
A SI MISMO”.
TRANSFORMEMOS NUESTRAS
ESPERANZAS EN FE Y ACCIONES
“NADIE PUEDE HACERLO POR
NOSOTROS”¡¡¡
Ángel Vásquez
Psicoterapeuta TH