martes, 11 de febrero de 2014

Queridos amigos y seguidores:



Hoy escribo desde mi más profundo respeto y profesionalismo y por su puesto sin dejar de lado “cosa que para mi ética personal y profesional me sería imposible” desde mi parte humana, social y ciudadana. Parte por la cual, he trabajado durante mas de 20 años como padre, docente, comunicador social y terapeuta y que hoy hacen de mi  vida la base, el piso, la plataforma de mi carrera como profesional al servicio de tantos de mis  pacientes Venezolanos.

Hoy escribo desde mi crecimiento y formación profesional donde siempre parto de del principio personal: “el primer paciente he sido, soy y seré yo mismo” y de ahí y así, puedo dar  desde el respeto y la honestidad lo mejor y lo más sagrado de mi trabajo,  entendiendo que el transitar de las emociones del ser humano desde la honestidad y conciencia es la base de la sanación real del ser en los procesos psicoterapéuticos y en general en todo proceso de crecimiento en la vida.
  
Hoy escribo desde el respeto que siento por cada rol que los seres humanos en los mejores o peores momentos de nuestras vidas decidimos o no representar,  pero que de igual forma nos toca vivir y son al final del día nuestra propia vida y así es…Nuestra vida… Y la vida que se respeta, se vive, y se le da el sentido que podemos o prendemos a darle tras cada segundo de existencia y esa es la misma vida que nos ha permitido crecer como seres en este mundo.

A lo largo de mis cincuenta y un años de edad y mis veintidós años como profesional, hay tres palabras que han marcado mi crecimiento y mi vida: HONESTIDAD, RESPETO Y COHERENCIA. Palabras que más que eso son principios de vida para mí y que hoy me llevan con el más profundo respeto a ejercer mi profesión a dirigirme a todos ustedes.

Para mi la “crisis curativa” que vivimos hoy en nuestra país, nos lleva ha hacer una profunda reflexión personal basada en estos tres principios.

En todo proceso de vida los seres humanos enfrentemos este momento “el momento de ser honestos” momento en el que irremediablemente nos encontramos con nuestras sombras y luces. Nuestros tesoros y miserias. Nuestros dolores y alegrías,  porque así es cuando vamos creciendo  y nos damos cuenta que nosotros somos los únicos que vivimos las consecuencias de todas las emociones  que esto  representa y ante eso no podemos engañarnos mas.

¿Cuánta honestidad hemos transitado y experimentado como parte de este sistema llamado Venezuela?

Honestidad personal… Honestidad familiar…Honestidad espiritual… Honestidad profesional…Honestidad ciudadana…???

Liderar un país comienza por el liderazgo de nosotros mismos… Un paciente no se cura solo con ir al medico y comprando los medicamentos o asistiendo al psicoterapeuta y haciéndole saber a todos los que le rodean que así lo hace. Si no tomamos esos medicamentos y no seguimos un lineamiento prescrito para tal fin o no nos hacemos cargo de nuestros procesos, cumpliendo con nuestras responsabilidades con nosotros mismos el médico o los profesionales de tales áreas no pueden hacer eso por nosotros.

De igual forma, nuestros gobernantes no pueden hacer lo que nos corresponde de forma personal a cada uno de nosotros hacer dentro de nuestros sistemas de vida, pues, cuando así lo creemos sucede que se siguen acumulando necesidades y responsabilidades sin resolver y se llega al colapso que nos lleva al caos y la crisis de vida que incluye el miedo, la ira y la impotencia de la no resolución, la enfermedad y hasta la muerte de las personas y de  los sistemas en muchos casos.

Realmente la honestidad es necesaria en el  reconocimiento de cualquier índole de nuestras necesidades y prioridades  no resueltas en el proceso de sanación, pero más importante aun, es tomar las acciones que nos correspondan de forma personal para lograr esa sanación.

En tal sentido, el respeto y la aceptación de lo que sentimos y lo que queremos debe ser una prioridad que no podemos esperar que los demás respeten si nosotros no la respetamos.

Nuestras necesidades personales son las respuestas a muchas necesidades de la sociedad, del país, de la raza y del planeta al que pertenecemos y que por resonancia cambia los sistemas de vida mundial  y eso, no se negocia, ni se deja en manos de quienes no pueden o son incapaces de respetarlas porque no las conocen o no les interesa conocerlas ante sus propios intereses, lo que es perfectamente justificable en el contexto de la ignorancia de si mismos.

De hecho, no podemos reclamar a los demás aun cuando sean gobernantes, reyes, emperadores o dioses de este mundo un respeto que no mostramos hacia nosotros mismos. Entregar nuestras necesidades y responsabilidades  personales a otros para que sean resueltas es la mayor muestra de deshonestidad y de incapacidad de hacernos cargos de nosotros  y de lo que queremos y sentimos en nuestras vidas.

Recordemos que esos gobernantes, reyes, emperadores o dioses de este mundo a quines nos atrevemos a entregar nuestras necesidades, también son humanos, sujetos a las responsabilidades de sus propias evoluciones y capaces de ser tan responsables o no como cualquiera de nosotros de sus propias vidas y muchas veces, incapaces de verse a si mismos como tales y con una gran necesidad de que los demás los vean como necesitan ser vistos para honrar su propia deshonestidad personal.

Por eso, la coherencia y congruencia  es necesaria y sanadora. Hablar de  derechos y deberes, de respeto y honestidad e igualdad social, no es una cuestión de palabras y consignas políticas, o de decretos o leyes habilitantes, esto es una cuestión de coherencia personal.

Venezuela hoy enfrenta la crisis curativa de la ausencia de honestidad, respeto y coherencia en la actuación de cada uno de nosotros la cual,  se proyecta en aquellos que se venden como la medicina mágica a un mal crónico de irresponsabilidad, poca autoestima y desamor personal,  que solo desde LO PERSONAL puede ser sanada.

Como crisis al fin, este proceso en Venezuela enfrenta una inminente y alarmante necesidad de “cambio de creencias” y por eso enfrentamos y afrentaremos este momento de emergencia, de altísima necesidad de atención y tensión y además de la  necesidad de toma acciones inmediatas y seguramente inesperadas y poco agradables para todos,  pero extremadamente necesarias y que quizá de haberse concientizado esto anteriormente hoy no fuesen necesarias.

Pero mas allá de eso y apartándonos del fatalismos que  también muchas veces  es parte de las engañosas estrategias que los seres humanos utilizamos para evadir nuestras realidades y respetando el sentir de todo aquel que vide en esta patria dentro de este proceso para sanar, hoy es necesarios decir que toda crisis conciente siempre trae como consecuencia una resolución provechosa y congruente y esa resolución se vislumbra paras cada uno de nosotros y para nuestro país, pues, por esto hoy vivimos lo que hoy vivimos y  decidimos sanar  lo que hoy sanamos.   

Más allá de lo difícil y doloroso que pueda ser el proceso que nos espera, la firmeza y templanza llena de honestidad, respeto por la vida y coherencia en nuestras acciones y decisiones basadas en la ética y la confianza en DIOS son las únicas alternativas que nos quedan para sanar a Venezuela y a cada uno de nosotros.

Hoy les escribo reconociendo mis creencias y  emociones productivas o no como padre, como profesional y como venezolano para asumir la sanación de estas y seguir adelante responsablemente hacia una vida mejor.

Hoy les escribo transitando cada una de esas creencias y emociones con conciencia y responsabilidad y  seguro de que son emociones y creencias iguales a las de muchos venezolanos,  pero responsabilizándome en cada segundo en que las siento de cada una de ellas y  así haciéndome cargo de mi mismo como Venezolano y de aquellos que amo,  mis hijos, mis nietos y mi familia que por mi accionar podrán tener una Venezuela y futuro mejor.

Hoy escribo con la mayor intención personal, profesional y amorosa de ser HONESTO, RESPETUOSO Y COHERENTE con mi Venezuela porque soy parte de ella y ella de mí, y solo así haré mi parte por la sanación requerida para ella y para todos lo que en ella estamos y vivimos.

RECUERDEN:
VALORARNOS, RESPETARNOS Y AMARNOS A NOSOTROS MISMOS COMO LO HACE EL CREADOR CON CADA UNO DE SUS HIJOS EN EL UNIVERSO ES SANAR,  ESO SE TRADUCE EN
“AMAR AL PRÓJIMO COMO A SI MISMO”.
TRANSFORMEMOS NUESTRAS ESPERANZAS EN FE Y  ACCIONES
“NADIE PUEDE HACERLO POR NOSOTROS”¡¡¡

Ángel Vásquez
Psicoterapeuta TH